lunes, 27 de septiembre de 2010

Mercado de Santo Domingo





































Para las familias, el hecho de hacer la compra semanal, no sólo constituye una acción que no tiene  mayor objetivo que abastecerse de productos alimenticios. También se trata un momento de convivencia, de relación, en definitiva, de un momento familiar.

Actualmente el comercio se encuentra en un estado de crisis, no sólo por la subida de precios, sino porque la aparición de las grandes superficies que han hecho disminuir el número de pequeños comercios especializados en frutas y verduras, pescado, carne, frutos secos…En estos nuevos sitios encontramos los productos envasados al vacío haciendo posible encontrar frutas y verduras, fuera de su temporada de recolección.

Pero lo peor de todo, no sólo es que dejemos de comer productos frescos que son de temporada, sino que la compra, se puede realizar sin mediar palabra alguna con los tenderos, porque no son necesarios. Sólo lo hacemos en el momento de pagar.
El mercado desde sus orígenes, ya con el trueque, en la Edad Media, ya era un acontecimiento social donde los habitantes se relacionaban. O bien entre ellos o con los tenderos que venían a vender sus productos desde otros lugares.

Yo recuerdo con cariño las mañanas de sábado que iba con mis padres a hacer la compra, donde la gente le preguntaba al carnicero de dónde procedía aquella carne, a la frutera de dónde eran aquellos melocotones, aquellos tomates rojos llenos de muescas con un sabor maravilloso, a la pescatera vendiendo anchoas del cantábrico… y ahora me paro a pensar cuando voy a hacer la compra deprisa y corriendo con mi novia al súper que más cerca me cae, qué hay de esos momentos que con tanto cariño recuerdo.

De ahí que me gustaría que todos nos concienciásemos de que hacer la compra es tan importante como otras decisiones, y que pequeños comercios con productos de calidad, frescos y de temporada están cerrando porque nosotros, que somos unos comodones preferimos ir a las grandes superficies.
Yo quise ir con mi novia a hacer las fotos del mercado y recordar junto ella esas sensaciones vividas aquellas mañanas de sábado.














lunes, 13 de septiembre de 2010

Un árbol







La primera pregunta que se me plantea, es el por qué de fotografiar un árbol.
Las razones probablemente sean que el árbol ha sido una planta siempre unida a la vida del ser humano, siendo la figura más representativa de la naturaleza. Asimismo, desde pequeños hemos dibujado la casa junto al árbol ya que ambos tienen el mismo cometido, es decir, proporcionar cobijo a los seres vivos.

Desde la creación ha tenido una gran importancia. Ya en Biblia se nos cuenta cómo Eva calló en las manos del Diablo al coger la manzana que colgaba de un árbol. Los árboles nos muestran sus frutos de manera exuberante, ostentosa...Éstos nos han sido fuente de alimentos durante siglos hasta que aprendimos a cultivar.

Otra razón, sea, seguramente porque tenemos la misma estructura. Ambos estamos formados por un tronco con extremidades, nuestros pies son nuestras raíces, las que nos ponen en contacto con La Tierra, y la copa que es la parte más alta, es la que nos permite relacionarnos con el entorno, con los demás, a través de las ramas que no son otra cosa, que nuestros brazos y nuestra cabeza.

Por otro lado en todas las familias hay una persona que curiosa por sus antepasados se encarga de elaborar el árbol genealógico, partiendo de unas raíces, sus antepasados más lejanos y llegando a la copa, de donde cuelgan los frutos, las últimas generaciones.

Las raíces son nuestro pasado, nuestra procedencia, nuestro origen. Hay personas que  pueden interpretar esto de manera negativa, más aún llevándolo al extremo. Sin embargo personalidades como Chillida, gran escultor vasco, decía: que él se sentía enraizado a sus orígenes a su tierra, pero que sus ramas le permitían abrazar el mundo.

Para concluir, quisiera reinterpretar estas palabras y decir, que me gustaría que nuestras raíces fuesen tan profundas que éstas nos permitiesen abrazar al mundo entero.

Iñaki Bergera







Iñaki Bergera es Arquitecto (1997) y Doctor (2002) por la ETSAUN. Becado por la Fundación ‘la Caixa’, se graduó con premio extraordinario en el Master in Design Studies de la Universidad de Harvard (2002). Ha sido profesor de Proyectos en la ETSAUN (1997-2007) y la Europea de Madrid (2007-2009), profesor visitante en la Architectural Association de Londres (2000), así como crítico invitado (2001) y profesor asistente (2002) en Harvard. Fotógrafo de naturaleza y montaña desde 1995, ha obtenido premios y accésits y ha publicado fotografías en revistas nacionales e internacionales. Imparte proyecciones audiovisuales así como seminarios y talleres de fotografía. En 2001 realizó un curso de fotografía en blanco y negro en la School of Visual Arts de Harvard, impartido por el fotógrafo británico Chris Killip. La labor fotográfica desarrollada durante esta prolongada estancia en Estados Unidos quedó reflejada en la exposición individual “Fragmentos de arquitectura” en la Fotogalería Iruña (marzo 2005) y, completada durante otras estancias en ese país, en la exposición “América, Paisaje Urbano” organizada por el Ayuntamiento de Pamplona en otoño de 2006. En 2008 presenta una nueva exposición individual en la Fundación Metrópoli de Madrid, a la que siguen otras hasta la exposición colectiva del Programa Cultur del Gobierno de Navarra en 2010 y la exposición "Otras Grandes Vías" en Madrid, incluida en el Programa PhotoEspaña 2010. Actualmente compatibiliza su trabajo en el despacho Beguiristain Bergera Arquitectos con la investigación, la docencia de Proyectos Arquitectónicos en la Universidad de Zaragoza y su pasión por la fotografía.




















































Think different, London.




Embajada Holandesa, Rem Koolhaas.




Galería Hinter Dem Giesshaus,
David Chipperfield.




Catedral de Colonia, Alemania.




Construcción de VPO en Orcoyen, Navarra




Detalle de la fachada de la parroquia de San Jorge.
Pamplona, Navarra.


La elección de este fotógrafo se debe a mi identificación personal con su trayectoria no sólo en el ámbito de la fotografía sino también en el oficio de la arquitectura. 

Sus fotografías representan espacios creados por el hombre. En ellas da a conocer la manera de habitar los espacios, mostrando el aspecto más humano de la arquitectura. 

La fotografía permite al arquitecto reflejar su propia manera de ver, de mirar, de observar la realidad. Las imágenes permiten captar un instante concreto de un espacio determinado. Pero la mano del fotógrafo va más allá, capta la esencia del lugar, la luz, la atmósfera; y retiene todo ello de un manera mágica, para hacerla eterna.